La Guerra de Malvinas fue un último intento del régimen militar de revitalizarse ante el desastre económico y social generado por el proyecto instaurado en 1976, y frente a las denuncias de violaciones a los derechos humanos que se hacían escuchar en el exterior.
La Guerra de Malvinas fue un «manotazo de ahogado» que duró del 2 de abril hasta el 14 de junio y costó la vida de 649 personas -entre ellos oficiales, suboficiales y jóvenes de 18 años que cumplían el servicio militar-, y mutilaciones y heridas a casi 1.300, además de secuelas psicológicas que llevaron al suicidio a más de 350 ex combatientes.
El 2 de abril de 1982 los argentinos se despertaron con la noticia de que las Islas Malvinas, aquel pedazo de tierra alejado al sur del país, habían sido recuperadas por un sorpresivo desembarco de tropas del ejército, como muestra de soberanía.
El gobierno inglés al mando de Margaret Thatcher reaccionó enviando hacia las islas un ejército superior en número y equipamiento y a partir de ese momento, comenzó una cruenta batalla en mar y tierra.
Dos meses y medio después, el 14 de junio, la guerra finalizó con la rendición de las tropas argentinas.
«La Guerra de Malvinas fue un último intento del régimen militar de revitalizarse ante el desastre económico y social generado por el proyecto instaurado en 1976”
La derrota precipitó la caída de la dictadura que meses más tarde llamó a elecciones y el 30 de octubre de 1983 se realizaban comicios democráticos luego de siete años de oscuridad.
Desde 2003, el Gobierno considera la «Cuestión Malvinas» y el reclamo de soberanía sobre las islas como una política de Estado y, en ese sentido, privilegia la búsqueda de la reanudación de las negociaciones con el Reino Unido, a fin de lograr una solución pacífica a la disputa.
El 25 de enero de 2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la conformación de una comisión para la reapertura y el conocimiento público del «Informe Rattenbach», un documento confeccionado en 1982 cuya finalidad era analizar y evaluar el desempeño de las Fuerzas Armadas durante la Guerra de las Malvinas.
El 22 de marzo de 2012, se oficializó la entrega del informe a las autoridades nacionales y posteriormente fue publicado y difundido. El texto desclasificado es exactamente el que fue revelado dos décadas atrás, sin recortes, sin censuras ni agregados porque como lo expresó Cristina Fernández en esa opurtunidad «los argentinos, la historia, los muertos, sus familiares y el pueblo nos debíamos la verdad acerca de lo que había sucedido y, además, que esa verdad fuera reconocida por la Argentina y por el mundo».
De esta manera, el Gobierno nacional impulso la memoria y el honor para quienes lucharon en el frente de batalla y renueva su pedido ante el gobierno británico para que acate las resoluciones de las Naciones Unidas e inicie un proceso de diálogo con la Argentina sobre la soberanía.
Porque la soberanía sobre esos territorios constituye un derecho irrenunciable e indeclinable del pueblo argentino.
El conflicto de Malvinas no solo ayudó a la caída de la dictadura cívico-militar, sino que marcó a toda una generación que luchó por la soberanía nacional.
Como dijo Daniel Kon, autor del libro «Los chicos de la Guerra», «Nuestros hijos fueron enviados a un lucha que no eligieron, decidida por un gobierno que no eligieron, para la cual no estaban preparados. El conscripto es un ciudadano que interrumpe sus estudios, sus trabajos, para cumplir con su servicio militar obligatorio. El no eligió la guerra».