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Las Obras de Caridad, fruto del Ayuno

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Queridos hermanos y hermanas:

Esta semana compartiremos y profundizaremos en nuestro camino cuaresmal que nos va preparando para celebrar la Pascua de nuestro Señor Jesucristo. En esta oportunidad hablaremos: «De las Obras de Caridad, fruto del Ayuno».

En la cuaresma cada comunidad vive en oración y penitencia, de esa manera cada uno de nosotros se prepara y fortalece espiritualmente, para recordar y hacer presente en nuestras vidas la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesús.

En este tiempo es importante el ayuno frecuente y la oración intensa, que pueden ir acompañados por distintas actividades, en beneficio de los pobres como fruto de la inspiración del Espíritu.

La importancia del ayuno y la oración es fundamental especialmente el miércoles de ceniza, los viernes de cuaresma, y sobre todo el Viernes Santo. Ya que estas prácticas nos ayudan a fortalecernos en estos cuarenta días de cuaresma en donde el cristiano se va formando y practicando obras de caridad en bien de los más necesitados. El ayuno no es sólo abstinencia de carne, sino de todo aquello a lo cual nos aferramos y nos cuesta soltar, es por eso, que lo también lo experimentamos como abstinencia.

Pongamos el siguiente ejemplo: El no comer cosas dulces, no ver televisión, etc. la abstinencia no debe verse como un negocio, dejo tal cosa para conseguir otra. La verdadera abstinencia es dar sin recibir nada a cambio, déjate sorprender por Dios. Porque mientras nosotros demos sin mezquindad, Dios se ocupará de nuestras necesidades y sueños, tal como lo hizo con su pueblo cuando caminaba por el desierto rumbo a la tierra prometida.

Dejémonos fortalecer por Jesús, que Él nos guíe con su Espíritu tal como lo hizo con San Pablo, para que así también experimentemos la ternura de Dios en su amor. Para ello la cuaresma es el tiempo ideal en donde nos sumergimos aún más en el misterio de Jesucristo (Pasión, Muerte y Resurrección).

Porque en las prácticas de la cuaresma es el mismo Cristo quien nos muestra como debe vivir el cristiano, como debe ser su entrega para con Él y los demás. Jesús quiere hacernos descubrir, que nos llama a «Amar a Dios sobre todas las cosas» y «Amar al prójimo como te amas a ti mismo».

El ayuno no es solo un ejercicio, sino una herramienta para realizar un amor eficaz en bien de los hermanos. Para ello donamos los frutos de nuestras privaciones, entregándolo como si se le ofreciéramos al mismo Jesús que sufre en cada pobre y desamparado.

Jesús no enseña a amar tanto amigos como enemigos, como lo manifestó en la Cruz, en donde también nos enseña a perdonar, «Padre perdónalos porque no saben lo que hacen». Cumplimos con las obras de Caridad, no porque las personas se han ganado o merecen nuestra ayuda, sino porque es Jesús quien nos impulsa a compartir lo nuestro con los hermanos. Es así como quiere Cristo que vivamos con una sincera y verdadera entrega. Solo así podremos experimentar el verdadero abrazo y amor de Jesús, que nos anima, nos fortalece, que nos invita a continuar por este camino guiados por el Santo Espíritu. Para alcanzar aquella recompensa que solo la recibirán los que cumplen la voluntad de Dios, que es la de habitar con Él en su Santa Gloria y heredar la Vida Eterna.

Marcelo Manuel Villar, Seminarista.

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