La judoca Paula Pareto, campeona olímpica, volvió a trabajar como médica un hospital para dar una mano frente a la pandemia de coronavirus y también acordó continuar con los programas sociales de su amigo Braian Toledo, el atleta que falleció hace un mes en un accidente de tránsito.
“No le llegaré ni a los talones, pero es para mantener su legado. Braian era de otro planeta, por eso deseo seguir haciendo lo que él tanto quería”, aseguró la “Peque” Pareto (embajadora de Huella Saint Gobain), quien regresó de Rusia -donde se suspendió el torneo en el que iba a competir-, cumplió la cuarentena obligatoria sin salir de su casa y volvió a su trabajo de médica en el Hospital de San Isidro.
“Me cuesta pensar que no está más, que no me lo voy a cruzar más en el Cenard, que ya no voy a verlo ayudando gente, que no podremos ir juntos a los proyectos sociales. Fue terrible. Pasé de no poder creerlo a tener que aceptarlo”, dijo la judoca sobre Toledo, el lanzador de jabalina fallecido hace un mes.
“Braian era inspirador en todo sentido, porque a la ayuda solidaria sumaba lo que era como ejemplo de superación. Imaginate que, con todo lo que sufrió, tenía la excusa para dedicarse a otra cosa, a drogarse o robar, lo que fuera”, subrayó la deportista de 34 años en una declaración difundida por el equipo de prensa de Huella Saint Gobain.
“Pero no -añadió-. Nos deja la enseñanza que no importa donde nazcas, en qué contexto. Se puede, con valores y dedicación. Dentro de semejante desgracia, intento encontrar lo único positivo que puede tener: aprender a vivir cada día, no quejarnos de llenos y continuar ayudando a la gente, como también lo desea la familia Toledo”, afirmó Pareto.