El gobernador Axel Kicillof encabezó este miércoles un acto en la Universidad Nacional de San Martín al cumplirse 500 días sin obra pública nacional, cifra que utilizó como símbolo del recorte en infraestructura impulsado por el Gobierno de Javier Milei. Acompañado por ministros, intendentes y autoridades universitarias, Kicillof denunció la paralización de más de mil obras en territorio bonaerense y advirtió sobre el impacto del ajuste.
Desde la Torre de Innovación Científico-Académica (TICA), una obra que fue reactivada por la Provincia con una inversión de $3.685 millones, el gobernador afirmó: “El parate en obras educativas, de salud o de infraestructura social básica es una decisión criminal”. Además, defendió la obra pública como motor de empleo y desarrollo: “Cada vez que inauguramos una obra, los vecinos piden otra. El único que no lo entiende es Milei”.
Durante el acto se firmó un documento que será elevado a la comisión de Obras Públicas de la Cámara de Diputados, denunciando las consecuencias de la desinversión nacional. Entre los intendentes que adhirieron estuvo Javier Osuna (General Las Heras), quien expresó: “Desde nuestro lugar decimos sí a la inversión en obra pública, sí al progreso, sí a la justicia social”.
Pero el discurso de Kicillof no se limitó al reclamo: también asumió un tono claramente electoral. “Tiene que saber el pueblo de la Provincia de Buenos Aires que si votan a los candidatos de Milei nos va a resultar prácticamente imposible seguir así, porque la decisión de Milei es terminar con el federalismo, fundir a la provincia, concentrar cada vez más y que cada uno se arregle como pueda, sin Estado”, lanzó.
El mandatario también rechazó el nuevo pedido de endeudamiento al FMI por parte del Gobierno nacional y afirmó que el plan económico libertario “no es novedoso”, sino una receta ya aplicada que “genera pobreza, exclusión y desindustrialización”.
Con este acto, Kicillof no solo buscó visibilizar el parate de obras, sino también reforzar su posicionamiento político de cara al nuevo escenario electoral, alertando sobre las consecuencias de un proyecto nacional que —según definió— “le da la espalda al interior, al trabajo y al futuro del país”.
