Con la llegada del calor intenso, la proliferación de insectos se convierte en una preocupación común, y este verano, la cuenca del Salado se ve afectada por una plaga particular: el barigüí, una pequeña mosca negra que se alimenta de sangre y cuya presencia ha aumentado de manera alarmante en diversas localidades. Bragado, Junín, Alberti, Mercedes, Chivilcoy, Roque Pérez, General Arenales, General Viamonte y General Belgrano son los municipios más afectados por este insecto, que ya ha comenzado a invadir las zonas cercanas a ríos y áreas con vegetación densa.
En General Las Heras, también se han reportado varios casos de picaduras de barigüí, lo que ha generado preocupación entre los vecinos. El insecto, aunque suele ser habitual durante esta época del año, está causando grandes inconvenientes debido a la proliferación fuera de lo común. Los insectos forman enjambres que resisten los repelentes tradicionales y atacan tanto a personas como animales. Aunque no transmiten enfermedades, sus mordeduras provocan dolor, reacciones alérgicas intensas e infecciones. Un caso alarmante en Bragado involucra a Horacio Barredo, quien, tras cada mordedura, enfrenta infecciones que deben ser tratadas con antibióticos. «A otras personas les genera picazón, o se les pone colorado, pero a mí me genera una infección que me supura. No puedo trabajar al aire libre porque el cuerpo se ensucia y es peor», relató Barredo en una entrevista con el canal CVN.
El investigador Juan José García, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), explicó que el barigüí es un pariente de los mosquitos y los tábanos, y que necesita alimentarse de sangre para madurar sus huevos. Aunque este insecto no transmite enfermedades, su picadura inocula un anestésico, lo que agrava la reacción inflamatoria en las personas afectadas. La especie, originaria de regiones como Salta, Chaco, Formosa y Corrientes, comenzó a colonizar el río Salado en Buenos Aires hace aproximadamente 20 años, a raíz de las inundaciones. García destacó que el barigüí se desarrolla en arroyos con agua corriente, lo que lo hace más común en las zonas ribereñas de la provincia.
«En situaciones de inundación, la población de barigüí puede alcanzar densidades muy altas, afectando tanto a humanos como a ganado», explicó García. Para controlar su expansión, el único tratamiento efectivo es la aplicación de productos río arriba. Estos productos, trasladados por el agua, son ingeridos por las larvas del insecto y lo matan en 24 horas.
En respuesta a la plaga, las autoridades locales han comenzado a coordinar esfuerzos para abordar el problema. Recientemente, se llevaron a cabo dos reuniones con intendentes de nueve partidos afectados, con el fin de desarrollar un plan de acción integral y científico. Los ministerios de Ciencia y Tecnología, Salud y Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, junto con organismos como el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), la Universidad Nacional del Noroeste (UNNOBA) y el Cepave, han firmado un convenio de cooperación para implementar el uso del Bacillus Thuringiensis (BTI), una bacteria acuática destinada a eliminar las larvas de barigüí y otros insectos molestos.




