En un encuentro realizado en el Centro Cultural Municipal, Pablo Verna, hijo del médico militar Julio Alejandro Verna, brindó un testimonio conmovedor sobre su experiencia familiar y su lucha por la verdad. Acompañado por Juan Santiago García Murphy quien encarna una historia inusual relacionada con el trágico período de la historia argentina.
En 1976 Juan Santiago tenía apenas un año y dos meses de vida, cuando fue secuestrado junto a su padre, Juan Carlos García Vázquez -quien continúa desaparecido-, por una banda del ejército mientras paseaban en bicicleta en la zona Oeste del Gran Buenos Aires.
Su abuela, Josefina Eyriey de Murphy, en los días siguientes recorrió febrilmente cada hospital, cada clínica, cada orfanato, cada lugar donde podía preguntar por el bebé, con una foto.
Hasta que lo encontró en la casa cuna de La Plata, con nombre cambiado, una denuncia falsa de un supuesto abandono en una plaza pública, y algunos pedidos de adopción en curso.
Por su parte Verna relató cómo descubrió la participación de su padre en crímenes de lesa humanidad. Pablo Verna es testigo en el juicio por los crímenes cometidos durante la Contraofensiva de Montoneros en 1979 y 1980. En su charla, reveló que su padre, Julio Alejandro Verna, alcanzó el grado de capitán en el ejército y estuvo asignado a Campo de Mayo desde 1978 hasta 1983. Durante ese período, su progenitor participó en los vuelos de la muerte, donde inyectaba con anestesia a las víctimas para ser arrojadas al mar, también estuvo involucrado en el secuestro de personas.
La charla también contó con la presencia de Gilda Eroles, directora de Derechos Humanos de General Las Heras, quien tiene a dos hermanos desaparecidos durante la última dictadura. Es posible que el padre de Pablo Verna haya estado involucrado en la desaparición de los hermanos de Eroles, ya que estuvieron detenidos en Campo de Mayo. Sin embargo, lejos de guardar rencor, Eroles expresó que le daba tranquilidad que Pablo haya revelado las aberraciones cometidas por su padre.
Verna contó que, tras obtener esta información, confrontó a su padre, quien en un principio negó todo, pero finalmente terminó admitiendo su participación. “Vio a embarazadas que llevaban esposadas al hospital, y quien estaba a cargo de esa área era el alemán Lederer (Ricardo Lederer, obstetra de la maternidad clandestina de Campo de Mayo). Después él preguntaba a las enfermeras qué hacían con esos bebés, y le dijeron que se los entregaban a la policía femenina para luego entregarlos a familiares”, relató Verna.
El testimonio de Pablo Verna es un recordatorio de las heridas abiertas que aún persisten en la sociedad argentina, y su valor al compartir la verdad busca contribuir a la memoria colectiva y la justicia.