A pocas horas del cierre de campaña para las elecciones legislativas, el presidente Javier Milei volvió a tensar el clima político con una frase explosiva: “Me quieren matar”.
Lo dijo en una entrevista con Louis Sarkozy, hijo del expresidente francés, convencido de que el kirchnerismo está dispuesto a “quemar las naves” para frenar su avance. Sin embargo, la narrativa épica chocó de frente con la realidad: el acto de cierre de La Libertad Avanza será este mismo viernes en un predio precario, anegado por lluvias, sin salidas de emergencia, sin iluminación y sin acceso diferenciado para el Presidente.
El terreno elegido está en Villa Trujui, partido de Moreno, y fue señalado como “de alto riesgo” por el Ministerio de Seguridad bonaerense en un informe remitido a Casa Militar. ¿Qué clase de operativo montaría un presidente que cree que lo quieren matar y decide exponerse en uno de los lugares más inadecuados para un acto masivo?
Un lugar sin condiciones… y con advertencia oficial
La nota técnica describe una situación insólita para un jefe de Estado: el predio tiene calles de tierra intransitables, está rodeado de escombros, torres de luces apagadas y no cuenta con un plan de evacuación claro. Por si faltaba algo, hay un solo acceso tanto para el público como para la comitiva presidencial, lo que en caso de emergencia convertiría el acto en una trampa perfecta.
Según trascendió, La Libertad Avanza espera una concurrencia de más de 10.000 personas. En esas condiciones, la seguridad no solo del Presidente, sino de toda la militancia, queda librada al azar o a la épica libertaria.
La culpa, por supuesto, es de Kicillof
Como ya es costumbre, desde el entorno presidencial apuntaron contra la provincia de Buenos Aires por “no garantizar” la seguridad de Milei. Patricia Bullrich, en su línea más confrontativa, acusó al gobernador Axel Kicillof de manipular la situación para “frenar un acto presidencial” y llamó “inútiles” a los responsables bonaerenses.
Pero la pregunta se impone sola: si el Presidente considera real la amenaza contra su vida, ¿por qué decide exponerse en un lugar que no cumple con los requisitos más básicos? ¿Es negligencia, desconocimiento o parte de un show político para victimizarse en plena campaña?
La paradoja libertaria
Mientras se desploman los indicadores económicos, estallan los escándalos (como el de la ANDIS), y crece el malestar social, el Gobierno nacional parece aferrarse a una estrategia que mezcla épica de cartón, enemigos imaginarios y un intento desesperado de recuperar la iniciativa política.
Pero si el relato de “me quieren matar” se cae ante el barro y los cables sueltos de Trujui, la realidad puede ser más poderosa que cualquier storytelling.




