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¿Nos inclinamos para cargarnos al hombro unos a otros?

Nos encontramos cada día enfrentando la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo. Columna a cargo del padre Daniel Bevilacqua, de La Parroquia San Cipriano, dedicada a la reflexión espiritual.

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Esta pregunta que incluye la Carta Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, nos permite reflexionar, en la trabajo interno que se da en la elaboración de nuestra identidad y en toda existencia que nos conduce por el camino para realizar el anhelo de la fraternidad humana.

En este camino, seguramente nos chocaremos con el hombre herido. Hoy hay muchos heridos, por la exclusión de la persona que sufre al costado del camino, como hace referencia la parábola del samaritano.

Nos encontramos cada día enfrentando la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo. Y todos como los personajes de la parábola, tenemos algo de heridos, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo de buen samaritano.

Hay dos tipos de personas, las que se hacen cargo del dolor, y se inclinan para cargar al hombro al otro y las que pasan de largo; las que reconocen al caído y las que distraen su mirada y aceleran el paso. Pero a la hora de la verdad, nuestras múltiples máscaras, nuestras etiquetas y nuestros disfraces se caen indefectiblemente. Por lo tanto, hoy se nos presenta un desafío, al que no podemos tenerle miedo. En estos momentos de crisis y difíciles en el mundo hay una opción para el bien de todos, ponernos al hombro a algún herido, sino quedamos del lado de los que pasan sin ver.

Y entre estos podemos encontrar a los salteadores, cuando avanzan en el mundo las densas sombras del abandono, de la violencia utilizada con mezquinos intereses de poder, acumulación y división. También la indiferencia de no detenerse, producto del desprecio o de una triste distracción, o de ensimismarse y desentenderse de los demás.

En la sociedad globalizada, se corre el riesgo de mirar para otro lado frecuentemente, bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo y se lo cubre con discursos repletos de eufemismos.

La historia del samaritano, se repite a lo largo de nuestra existencia, Dios permita que nos demos cuenta y reflexionemos para adherirnos al plan de amor, que todo lo sana, y que consideremos al otro como nuestro hermano que está necesitando, que le pongamos el hombro porque está herido, para empezar a construir una sociedad más digna, sin olvidar que también nosotros algunas vez estamos heridos en el camino y otro hermano nos tendrá que cargar en sus hombros.

De esta manera estaremos viviendo la fe desde la apertura del corazón, con la certeza de que ayudamos al otro no por ser pobre o estar herido solamente, sino por ser nuestro hermano que nos necesita para que lo carguemos en nuestro hombro. Animémonos a este esfuerzo con el fin de provocar un cambio hacia la fraternidad humana y la amistad social.

Los abrazo, Hermanos Todos en el Señor.

Colaboradores de la Pquia. San Cipriano, y Padre Daniel.

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