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La identidad cristiana.

Ultima columna del Padre Daniel dedicada a la reflexión espiritual, ya que nos ha informado que por motivos personales deja la Parroquia San Cipriano.

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El Papa Francisco en Fratelli Tutti, (277-280) nos dice que, la Iglesia Católica valora la acción de Dios en las otras religiones y no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Pero los cristianos no podemos esconder que “si la música del Evangelio deja de vibrar en nuestros corazones, habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza, la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafía a luchar por la dignidad de toda persona”.

Para los cristianos, la fuente de la dignidad humana está en Jesucristo. De él surge, la importancia primordial que se le da a la relación con el otro, que es nuestro hermano. Porque al encontrarnos  con otra persona, nos encontramos con su misterio sagrado, y con el deseo de buscar la comunión universal con la humanidad entera, siendo ésta la vocación de todos.

La Iglesia Católica puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza a la invitación al amor universal. Porque todo lo que es humano es esencial para la Iglesia. Y dondequiera que se reúnan los pueblos para establecer los derechos y los deberes de las personas, se siente honrada si le permiten sentarse junto a ellos.

Para los cristianos católicos, este camino de fraternidad tiene una Madre, llamada María.

Ella recibió ante la Cruz ésta maternidad universal y está atenta no sólo a Jesús sino también “al resto de sus descendientes” (Ap. 12,17).

Ella, con el poder del Resucitado, quiere dar a luz un mundo nuevo, donde todos sean hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, y donde lleguen a destacarse la justicia y la paz.

Los cristianos católicos pedimos, que en los países donde somos minoría, se nos garantice la libertad, porque hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino para lograr la fraternidad y la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones.

Esa libertad es necesaria para, encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes, porque las cosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena, ordenada, y pacífica, admitiendo las diferencias, con la alegría de ser hermanos porque, somos hijos de un mismo Dios.

En la actualidad, es importante seguir dando testimonio de un camino de encuentro entre las distintas confesiones cristianas. No podemos olvidar el deseo expresado por Jesucristo “Que todos sean uno” (Jn. 17, 21).

Escuchando su llamado reconocemos que, el  proceso  de la globalización está incompleto, si no reconoce que la unidad entre todos los cristianos es un camino de acuerdo para el logro de la fraternidad universal.

No obstante, mientras nos encontramos aún en camino a la plena comunión, tenemos ya el deber de dar testimonio común del amor de Dios a su pueblo colaborando, así con nuestro servicio a la humanidad.

Los abrazo, Hermanos Todos en el Señor.

Colaboradores de la Pquia. San Cipriano, y Padre Daniel.

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